lunes, 6 de julio de 2009

Experiencias de Educación Emocional en Europa y Estados Unidos

Según un estudio, presentado por la Fundación Botín, y que tiene el mérito de ser el primer estudio internacional realizado en el mundo sobre educación emocional y social, demuestra que este tipo de pedagogía en los alumnos contribuye a la cohesión social. Basándose en la investigación científica , concluye que el desarrollo sistemático de programas de educación emocional y social en la escuela produce beneficios innegables en niños y jóvenes de todo el mundo; en concreto, repercute positivamente en su bienestar emocional, en sus relaciones sociales, mejora su rendimiento académico y actúa como factor preventivo de problemas en su desarrollo. En definitiva, promueve el bienestar y desarrollo integral en la infancia y juventud.

Los resultados de las experiencias europeas y norteamericanas en educación social y emocional son positivas y "medibles", y en ellas se constata que en los alumnos que reciben esta educación disminuye el comportamiento antisocial, la tendencia a la delincuencia y al consumo de estupefacientes y mejoran los resultados académicos, por lo que los promotores del estudio instaron a las administraciones a "evaluar la importancia" de este tipo de educación.
El informe surgió tras tres años de trabajo educativo en Cantabria, cuando la Fundación Botín se planteó conocer otras experiencias de educación emocional y social en países europeos. Hace un año y medio, la Fundación reunió a expertos de Alemania, España, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y Suecia, que desde entonces estuvieron en contacto para realizar el informe.

En él se recogen 19 experiencias educativas reales y una innovadora: el estudio de los efectos del programa de educación emocional y social en niños y jóvenes de la Unión Europea, que revela una mejora del bienestar social y emocional, que se disminuyen o evitan problemas mentales y de conducta y que mejora el rendimiento académico.

EXPERIENCIAS EN CANTABRIA Y ESPAÑA

La Fundación Botín, en colaboración con el Gobierno de Cantabria, trabaja con 80 colegios de educación Infantil y Primaria y este curso ha comenzado con alumnos de secundaria de cinco IES de la región, que irán aumentado.

"La educación académica es esencial, pero también la emocional y social, porque si no existe ésta, la otra no es suficiente", aseguró Benjumea, quien indicó que por ello es necesario involucrar "a todos", en el caso de Cantabria, al Gobierno regional, la Universidad de Cantabria y los colegios. Por ello, se está trabajando "intensamente" en la formación de los maestros, para que éstos puedan ayudar a los alumnos a desarrollar habilidades y competencias emocionales y sociales.

En el caso de España, el coordinador del trabajo, Pablo Fernández, señaló que las experiencias tienen unos resultados similares a los del resto de Europa y Estados Unidos, y demuestran los beneficios de la educación emocional en distintos aspectos de la vida cotidiana: las conductas de riesgo disminuyen, las relaciones sociales son menos agresivas y se reduce la ansiedad y la depresión.

Fernández subrayó que el aprendizaje académico y la educación emocional y social están "interrelacionadas" porque cuando mejor educación emocional y social reciben los alumnos, mejor rendimiento académico --"que es lo que preocupa a los padres", dijo-- tienen. "Se retroalimentan y benefician mutuamente: si hay más equilibrio y menos problemas emocionales, el rendimiento académico es mejor y viceversa".

Por ello incidió en "hacer hincapié" en la educación emocional, en que la educación en España sea "más global e integral" y "no tan centrada en lo académico".

INFORME

Este apuntó que en un mundo en constante evolución, el ser humano necesita adaptarse a los cambios de un modo positivo. En este contexto, en el que "nuestros hijos tendrán el poder de cambiar la Tierra", el colegio debe ser "un microcosmos" de esa realidad, y para ello los niños tendrán que entenderla y aceptarla aprendiendo a mejorar sus potenciales: "su propia sabiduría, su tolerancia, confianza mutua y su admiración del mundo"."En la educación emocional y social colocamos las relaciones sociales en primer lugar", indicó.

En este sentido, se defendió el aspecto social y emocional del ser humano "se debe tener en cuenta en la educación del siglo XXI". Sin embargo, la educación emocional es diferente en cada país y cada ciudad. "Un centro educativo es reflejo de su comunidad pero también hay principios universales y por eso podemos aprender unos de otros", señaló, y al respecto aclaró que "no hemos encontrado todas las respuestas pero sí muchas personas en el mundo dedicadas a encontrarlas", declaró.


La educación emocional y social en la escuela mejora la convivencia y los resultados académicos

Estos programas reducen significativamente, e incluso evitan, los problemas mentales o de la conducta, el consumo de drogas, tabaco y alcohol, y la ansiedad y los síntomas de depresión, según concluyen los autores del informe, dirigido por el británico Christopher Claudel. Se trata del primer estudio que permite comparar los resultados obtenidos en Estados Unidos, pionero en llevar a las aulas programas para mejorar las habilidades sociales y emocionales de los niños y jóvenes, con los que se están consiguiendo en Europa, concretamente en España, Reino Unido, Suecia, Holanda y Alemania.

La investigación mantiene que los niños y jóvenes que participan en estas experiencias son menos conflictivos, se relacionan mejor con quienes les rodean, participan más en la vida escolar y tienen una buena convivencia en las aulas. Además, logran mejores calificaciones que aquellos que reciben una educación estrictamente académica.

Sociedad cambiante

Lo que las escuelas han enseñado en el pasado no es suficiente para las necesidades que plantea el presente y para vivir en un mundo interdependiente que exige nuevas habilidades, apuntó Christopher Claudel, director y cofundador de la red global Alianza para la Infancia y presidente de las Escuelas Waldorf-Steiner del Reino Unido y de Irlanda. Claudel destacó que en las aulas se enseña la historia de la evolución y las teorías de Darwin, pero no que la sociedad está siempre cambiando y que el ser humano tiene que enfrentarse a ese cambio continuo de un modo positivo.

Desde la más temprana infancia se puede aprender en la escuela la tarea de convivir "en tolerancia y en paz", respetando la diversidad, una tarea especialmente importante cuando "no hay razones para creer que el futuro va a ser mejor que el presente" y las nuevas generaciones estarán obligadas a ser "más creativas, en un mundo en el que vamos a ser más y tendremos menos recursos", explicó

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